sábado, 18 de septiembre de 2010

Cierra los ojos

Hoy voy a llamarme Vladimir o voy a vestir túnicas de colores. Hoy me presento en tu casa con un ramo de flores rojas, pero cuando voy a llamar veo por el cristal luces inesperadas y cegadoras, ¿o acaso es mi propio reflejo? No lo entiendo, me doy la vuelta, pido un aplazamiento, una vez más, aún sabiendo que vendrá con recargo. Prefiero seguir soñando, soñar que sueño junto a la mezquita, que toco mi flauta, que una serpiente asciende ondulante. Me mira y sin dejar de bailar me dice “despierta de una vez”. Yo la beso y sonríe. Salgo corriendo, me tiendo en la arena caliente, pero aparecen las nubes, empieza a llover, miro al horizonte y sale un arcoíris en escala de grises. Es hermoso. Cierro los ojos, la azafata me trae una manta, aún queda mucho viaje, nada podría ir mejor.

2 comentarios:

  1. Me parece perfecta la recreación del ambiente onírico, y un acierto su empleo para sugerir alguna contradicción. Se dice mucho sin contar casi nada (bravo!). Bonitas metáforas, imágenes lisérgicas, optimismo pese a todo.... Me encantó.

    ResponderEliminar
  2. Muy evocador y sugerente, Elena. Como te dije, me gusta leer de imaginaciones y sueños que sólo son eso: un recurso divertido y relajante, que, a veces, sólo significa lo que significa.

    ResponderEliminar