viernes, 30 de octubre de 2009
Gastón
Zayda
jueves, 29 de octubre de 2009
Olvido
Sin dudarlo compró y bebió aquel jarabe y acto seguido, comenzó a recordar un sinfín de nombres y fechas, rostros y lugares que había borrado de su memoria.
Pasó largas horas disfrutando de aquellos pensamientos, imágenes inagotables venían a su mente y cada nuevo hallazgo le transportaba a otro tiempo en que había sido feliz. Esos fueron los primeros días, en que parece que sólo venían a él las mejores horas vividas, las que con más fuerza se agolpaban en su cabeza.
Sin embargo, una tarde, postrado en el sillón, donde pasaba días enteros con sus pensamientos, vino como un dolor de estómago, un mal recuerdo. Y así comenzó, uno tras otro, a presentarse el horror. Recordó cada herida, cada fracaso, cada decepción , y una tristeza inmensa se apoderó de él, no podía soportar aquello.
Hundido, se dirigió a la tienda dispuesto a devolver el líquido prodigioso. - ¿No le ha servido? -le preguntó el anciano-.
-No -respondió-. No lo quiero. Necesito el olvido para imaginar quién soy.
domingo, 25 de octubre de 2009
Biografías
Capítulo 18 y penúltimo
Nací en un hermoso pueblo junto al océano. Tuve esa suerte, y desde ese mismo momento mi vida estuvo ligada al Atlántico. Crecí en una familia de pescadores. El día a día era muy duro, pero la lucha y el trabajo bien hecho eran reconfortantes. Encontré la felicidad viviendo de esa forma sencilla y honesta. Y apasionada, porque del mismo modo que tenías que trabajar dejándote la piel, los ratos buenos también había que vivirlos intensamente.
Pasó el tiempo, me hice mayor y necesité un golpe de timón. Cambié el Atlántico por el Mediterráneo y me enamoré de este mar. Allí pasé mis últimos años, viviendo en un barco atracado cerca de la playa y disfrutando de la hospitalidad del pueblo español.
El último año fue muy especial. Caras nuevas y totalmente inesperadas irrumpieron en mi vida. Una pintora solitaria y un montón de chicos jóvenes se convirtieron en compañeros de vida. Incluso me ayudaron a defender mi casa cuando estuve a punto de perderla. Recuerdo el último día, todos llorando alrededor de mi cama mientras contemplaban mi cuerpo inerte. Pero también había otras caras, miles de rostros que yo no conocía y que lloraban amargamente. Y recuerdo sus gritos ahogados… “¡CHANQUETE HA MUERTO!”.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Escribir para sentir
El hecho de crear algo para mí supone, sobre todo, provocar algún sentimiento, tanto a nosotros como a los demás. La contemplación del arte por sí misma ya provoca estupendas sensaciones para aquellos que tienen una pizca de sensibilidad. A la hora de hacerlo por uno mismo el placer es doble porque además tienes el incentivo de ver qué hay dentro de ti. Y esa es tal vez la razón principal por la que me gustaría escribir, la misma por la que siempre me he lanzado a participar de lleno en todas las cosas que me atraen.
Uno de los lemas de toda la historia que creo que más he aplicado sin darme cuenta es la premisa punki de "Hazlo tú mismo" o "Do it yourself". No creo que sea necesario ser un genio para crear. No hay que ser tan exigentes con nosotros mismos. No todos podemos ser Cervantes, Goya o Mozart. Está claro que si nuestra intención es perdurar en el tiempo por nuestro legado artístico y fascinar al mundo es requisito casi fundamental ser un genio y hacer las cosas muy bien. Pero si, como en mi caso, la idea que nos mueve es vivir un buen momento con lo que estamos haciendo, creo que todos tenemos el derecho de participar en aquello que nos entusiasma. Así que cada vez que siento esa necesidad de hacerme sentir algo nuevo me permito el lujo de hacerlo sin importarme demasiado las críticas negativas que sin duda aquello que hago recibiría del público exterior.
martes, 20 de octubre de 2009
¿Por qué escribir?
Algo que crece, se rompe, evoluciona, y es tangible en la escritura. Algo que tiene un espacio, donde permanecer y desarrollarse. Tiene un ritmo, una sucesión, una continuidad de identidades que se escriben y leen a través del tiempo, construyendo mi historia personal. Desde la escritura leo todas mis vidas, las vividas y las inventadas, y así se, que fui, que estuve allí.
Escribir para encontrarse, para saber quien eres, para no dejar al olvido el último renglón, para imprimir un testimonio de lo vivido, de lo nunca dicho. Escribir para el mañana, leerse en el ayer, deletrearse en el papel de los días que se van inciertos, marchitos, innombrables, si no fuera por cada palabra que queda escrita hoy.