viernes, 21 de enero de 2011

La pasión de un sueño

            Sumido en la oscuridad de su cuarto, no podía conciliar el sueño después de lo ocurrido aquella tarde, pero el cansancio acumulado pudo con él y el sueño se apoderó de su ser. Pasada unas  horas,  escuchó ruido en el exterior del pasillo que llevaba a su habitación, pero su sorpresa aumentó cuando la puerta de su dormitorio se abrió y en la penumbra de la oscuridad, solo iluminada por los rayos de la luna, apareció ella. Su corazón empezó a latir con fuerza, se levantó, la recibió con alegría y se apretó contra su cuerpo. La besaba en los labios, le lamía la lengua, quería robarle el aire. Se colocó detrás de ella y empezó a quitarle uno a uno los botones que sujetaban el camisón desde el cuello hasta la cintura. Después acariciaba con suavidad la tela y rozaba con las yemas de los dedos su cuerpo desnudo y la delicada ropa interior, alargando ese momento, conteniendo el deseo.
            Acercó la nariz al cabello, para inundarse del aroma de lavanda y romero, antes de posar los labios de una forma suave sobre la nuca, e ir recorriéndola hasta llegar  a los hombros que a estas alturas estaban llenos de impaciencia. Le quitó con mucho cuidado las horquillas que sujetaban el moño alto que siempre llevaba, dejando que como una espiral se desenroscara y como una cascada cayera sobre la espalda, mientras la intensidad de su amada subía al compás de la respiración, que le indicaba cuando quería zambullirse con él en el entresijo de las sabanas. Cuando terminaban de amarse, le gustaba mirarla, sin ropa, desnuda y descubrir que no había dejado parte de ese cuerpo de recorrer con sus manos, sus dedos  y sus labios. Ya no le parecía la señorita tan estirada y creída. Había que observarla en los momentos íntimos, los parpados cerrados, la boca entreabierta, la piel erizada moviéndose de una forma rítmica y acompasada solo para él.
            Pero de repente un estruendo lo despertó y pudo comprobar que todo había sido un sueño, y gritó al aire el nombre de…, mientras la corneta tocaba formación.