martes, 19 de abril de 2011

Lo inesperado

De repente contempló aterrada la imagen que se abrió ante ella al doblar una brizna de hierba. Un ser enorme, monstruoso y aparentemente inerte parecía bloquear el camino a su hogar tantas veces recorrido. No era negro como toda su familia, ni tenía los otros colores de los animales que arrastraban una vez muertos hasta el hormiguero. Era una gran mole carnosa brillando al sol.
Subió hasta el borde de una flor morada para observar con detenimiento aquel extraño hallazgo. ¿Sería ese Ser del que que tanto hablaba la reina madre llamado Dios? ¿Sería posible el contacto, algún tipo de comunicación con aquella montaña de rostro similar al saltamontes? Desde luego, pensó, ella nunca había sido una hormiga aventurera. Aquello definitivamente no era asunto suyo. Volvió a la vereda principal y sin pensárselo dos veces convenció a la fila de compañeras que venían hacia ella de que hoy cogerían el sendero del río. Era un día demasiado hermoso de primavera para volver tan pronto a casa.