viernes, 30 de abril de 2010

Tejedora

Clara teje las redes de los pescadores del pequeño puerto y la ropa, manteles y cobertores de casi todas sus familias. No siempre lo hizo, antes sólo tejía redes, pero después del último temporal, cuando su marido y otros tres se perdieron en alta mar, Ana dejó de hablar y sólo tejió. Cada mañana se despierta, coge sus palillos y se sienta al lado de la ventana a tejer con desesperación sin quitar ojo al mar. Los pescadores y otras mujeres del pueblo le traen lana, cuerdas, algas, nylon, y toda suerte de materiales. Clara todo lo teje. De sus palillos como relatos y diálogos perdidos han nacido redes, colchas, y mantillas con historias de mujeres, de pescadores osados, de miedos y anhelos marítimos. Nadie sabe como puede dar forma a esos tejidos llenos de colores, personajes y leyendas.
La mar regresó los cuerpos de todos los pescadores perdidos, menos de su marido. Su pequeño y ajado bote permanece aún meciéndose en el puerto. Cada tarde Clara baja con una gran manta, se sienta en él y se queda ahí hasta que cae el sol. Luego regresa a casa y continúa tejiendo.