domingo, 23 de enero de 2011

La extraña pareja

Casi todos los días me cruzaba con ellos, y siempre se producía en mi interior esa extraña mezcla de sentimientos, pena, ternura y envidia. Cuando hablaban se miraban siempre a los ojos; ella sonreía mientras lo escuchaba... él atendía casi sin parpadear a todo lo que ella le contaba. Daba igual el momento del día, la temperatura o el lugar donde se encontraran, siempre descubría entre ellos esa complicidad que a la mayoría nos faltaba. Un día, sin embargo, lo encontré solo esperando y pregunté si podía ayudarle, a lo que me contestó moviendo la cabeza de un lado a otro. De repente apareció ella, un poco alterada por la hora, se le acercó con una sonrisa de disculpa mientras él corría feliz a su lado; lo cogió por las axilas y lo puso sobre sus rodillas, al tiempo que giraba la silla de ruedas que les transportaba…