miércoles, 15 de diciembre de 2010

La teoría de mis cuerdas

Creo que puedo sentir sus ondulaciones, si me tiendo y me concentro. Las del estómago son las que vibran con mayor intensidad. Se estiran, se tensan, se retuercen. Las noto dentro de mí, parte de mí. Las del corazón, rítmicamente. Las de los pies, apensa se mueven, los tengo helados.
Las imagino rojas, marrones, negras, no sé. Habrá más de una rota, con grietas, pero nunca atadas, nunca más seremos un punto en el espacio, nunca más cabremos en un cuadro de Seurat con nuestras nuevas seis dimensiones. Ahora somos guitarras, difíciles de tocar, eso sí, sogas que sacan agua de un pozo o en las que colgarse, cordones de zapatos, amarres de barcos. Nada más.