domingo, 25 de octubre de 2009

Biografías

Capítulo 18 y penúltimo

Nací en un hermoso pueblo junto al océano. Tuve esa suerte, y desde ese mismo momento mi vida estuvo ligada al Atlántico. Crecí en una familia de pescadores. El día a día era muy duro, pero la lucha y el trabajo bien hecho eran reconfortantes. Encontré la felicidad viviendo de esa forma sencilla y honesta. Y apasionada, porque del mismo modo que tenías que trabajar dejándote la piel, los ratos buenos también había que vivirlos intensamente.

Pasó el tiempo, me hice mayor y necesité un golpe de timón. Cambié el Atlántico por el Mediterráneo y me enamoré de este mar. Allí pasé mis últimos años, viviendo en un barco atracado cerca de la playa y disfrutando de la hospitalidad del pueblo español.

El último año fue muy especial. Caras nuevas y totalmente inesperadas irrumpieron en mi vida. Una pintora solitaria y un montón de chicos jóvenes se convirtieron en compañeros de vida. Incluso me ayudaron a defender mi casa cuando estuve a punto de perderla. Recuerdo el último día, todos llorando alrededor de mi cama mientras contemplaban mi cuerpo inerte. Pero también había otras caras, miles de rostros que yo no conocía y que lloraban amargamente. Y recuerdo sus gritos ahogados… “¡CHANQUETE HA MUERTO!”.


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