lunes, 14 de febrero de 2011

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El empleado de caja permanecía con los brazos en alto y una nueve milímetros apoyada en la sien izquierda. En un trance parecido -pensó- Aureliano Buendía había sido capaz de recordar un montón de cosas, pero él temblaba, se le había soltado el vientre y se arrepentía de haber pulsado el botón de alarma. La policía llegaría en un momento, y si los tres encapuchados no se apresuraban, habría cerco y aquel absurdo iría para largo.
–Por favor...– gimoteó suplicante –por favor..., tengo mujer y dos pequeñas, se lo ruego…–. Sujeto 3 le ordenó callar con un gesto de enfermera de hospital y él, obediente, enmudeció, fijó la mirada hasta el extravío y se concentró en sentir el crónico dolor de cervicales.

Aquella noche su mujer llegó muy tarde de la guardia, más que de costumbre, había vuelto a olvidar el móvil en casa y las llamadas habían estado sonando desde el dormitorio. La esperaba sentado en la penumbra, pálido e insomne. Ella soltó las llaves en cualquier sitio y corrió a abrazarle, dejándole hundir la cabeza en su pecho.
–Lo he oído en el boletín, de regreso… No sabes cuánto lo siento, amor–. Lo besó en la sien, apretando los labios como si tomara la temperatura. –Es la tercera vez este año, amor. Tienes que dejar ese trabajo... Tú te podrías encargar de la casa. ¡Las niñas estarían encantadas!...–. Sintió en el esternón la humedad de un sollozo contenido. –Y tenemos suficiente dinero ahorrado–.

En el aire flotó el eco de un adverbio de cantidad; él quiso decir un algo que se ahogó en saliva, sumergido, náufrago en el beso apasionado con que ella terminó de persuadirle.

3 comentarios:

  1. Un buen retrato sobre el agobio y la amargura de un señor, trabajador, responsable, pero tocado con la varita de la mala suerte. Me gusta si leo entrelíneas un deseo de "descansar de todo", a parte desde luego del suceso que cuentas, un deseo de descansar de muchas cosas, ¿es así? Hay algunas expresiones y palabras que me interrumpen la lectura, pero es una sensación personal solamente.

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  2. Aunque es básicamente dramática, no sé por qué me imagino la historia desarrollada y convertida en una película de Berlanga. ¿Qué significa el título? Al principio pensé que el protagonista del segundo párrafo era uno de los atracadores, quizá por eso me acordé de Berlanga...

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  3. En efecto catherine. Mi intención era sembrar dudas sobe la identidad de "sujeto 3", y -en tal caso- sobre sus motivaciones.
    El título pretende ser la figura de una persona con los brazos en alto, un ideograma que podría traducirse por "¡arriba las manos!" (digo yo).

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