domingo, 30 de enero de 2011

El regreso

Voy andando por un estrecho camino. Hace viento, el cielo está gris plomizo y amenaza tormenta. Los árboles que se hallan a los lados del sendero se mecen peligrosamente sobre mí, sus ramas crujen y parece que me hablaran. Murmuran palabras de advertencia, me avisan del peligro.

Con gran dificultad, pues me duele todo el cuerpo por el esfuerzo, llego hasta un espacio abierto. Hay un inmenso lago y me acerco a la orilla. Su superficie es negra, totalmente opaca, y pequeñas olas surgen siguiendo el sentido del viento. Me quedó allí parada con la mirada fija en el agua. Me atrae, me llama para que me sumerja en ella, para que conozca sus profundidades. Y es un deseo oscuro, una sensación pegajosa que me atrapa, que tira suavemente de mis brazos, de mi pelo, de todo mi cuerpo, susurrando turbias promesas. Y me venzo hacia delante. Me abandono al lago, me siento descender, me hundo en la oscuridad.

Pero entonces abro los ojos. Hay algo más, un débil rayo de luz que llega de fuera. Y también me atrae, siento que me saca del sopor en el que me encuentro. Todavía noto una vez más la poderosa llamada del lago, pero estoy decidida, y me impulso en busca del resplandor. Cada vez hay más claridad.

Y otra vez tengo que abrir los ojos. Estoy en una habitación que no conozco, la recorro con la mirada, es un hospital. Miro mi cuerpo, un par de cables salen de mis brazos. Y mi mano, alguien me la coge. Levanto un poco la cabeza, es Roberto. Duerme echado sobre el respaldo de un sillón con mi mano en la suya. Está tan pálido… Y otra vez la siento, corre por mis venas y llega hasta mi boca, mis ojos, mis dedos… Y quiero que me inunde y que salga de mí, que sea como un torrente irrefrenable desde mi interior… Muevo su mano y susurro –Roberto, Roberto, estoy aquí.

5 comentarios:

  1. Se percibe la atmósfera que recreas, la atracción del lago, de la luz y de los dedos entrelazados. Bonita historia.

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  2. Catherine, el segundo párrafo me provoca un gran deseo de saber algo más del lago, qué siente al sumergirse, qué esconden sus aguas negras... me hubiera gustado que no sacaras a tu protagonista tan pronto.
    Esta descripción me evoca el poema de Poe "The Lake" cantado por Antony and The Johnsons, soberbio.
    Para mí es la historia de una posesión, todo encaja. Y cuando parece que todo ha acabado, tras el exorcismo, una vez en el hospital, vuelve a sentir dentro de ella ese poder. Un final perfecto. Yo me quedo con esa interpretación.

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  3. Mi idea original no era esa exactamente, sino algo más relacionado con la oposición rendición-muerte/lucha-vida o algo así, porque también pensaba en que tuviera una interpretación abierta. Y la tuya me parece mucho más sugerente. Esa es una de las virtudes de la literatura, aunque mi relato no llegue a tal categoría, el hecho de que el lector pueda hacerse dueño del texto. Y me encanta que te haya evocado el poema de Poe. Después de leer tu comentario lo he releído y he reescuchado a Antony y es que es maravillosísimo...

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  4. Me gusta la atmosfera que creas. Aunque es un relato sencillo logro percibir lo sugestivo del lago y la situación. Yo hubiera explorado un poquito más la atmosfera del lago antes de volver, sentí el retorno un poco abrupto, pero me gusta la idea.

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  5. La sumergida en el lago me recordó a Trainspotting, la famosa escena del water. Creo que recreas bien el halo de misterio y pienso que las dosis de incetidumbre ayuda mucho en ello. Está buena tu historia.

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